Por Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica
No es la primera vez que la revista Quercus se hace eco de la colisión frontal entre algunos proyectos eólicos y la conservación de espacios naturales de especial importancia para determinadas especies o hábitats.
En Quercus 302 (abril de 2011), en un informe titulado Urogallos abandonados a su suerte, se detallaba cómo varios proyectos eólicos, declarados ilegales por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León y aún hoy inmersos en batallas judiciales para su desmantelamiento, se habían instalado sobre territorios ocupados por el urogallo cantábrico (Tetrao urogallus) en el área de distribución leonesa de esta subespecie.
En Quercus 382 (diciembre de 2017), bajo el título No pasa nada, sólo era una urogallina muerta..., hacíamos pública la muerte de una hembra de urogallo por la colisión contra uno de los aerogeneradores referidos en el profético artículo anterior.
Ahora volvemos a las páginas de esta revista para denunciar un nuevo intento, en este caso por parte de la compañía Repsol, de invadir con megaestructuras eólicas otro sector un poco más al oeste: la Sierra de Gistredo.
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Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica
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