Peces Globo
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El arsenal de medidas defensivas de los peces globo es difícil de superar.
Son capaces de hinchar su cuerpo para evitar que los engulla otro pez más grande, su piel es muy dura y suele estar cubierta de protuberancias o espinas, cuentan
con una potente dentadura y, por si todo esto fuera poco, sus vísceras
contienen tetrodotoxina, un veneno que actúa sobre las conexiones
nerviosas y resulta letal incluso a pequeñas dosis.
Durante su segundo viaje por el Pacífico y recién llegado en 1774 a Nueva Caledonia, descubierta en aquella ocasión por los europeos, un oficial del capitán Cook compró a los nativos un pez de extraño aspecto. La especie le era desconocida a Johann Forster, el naturalista de la expedición, por lo que decidió describir y dibujar el ejemplar antes de dárselo al cocinero para que lo preparase y sirviese en la cena. El trabajo científico llevó tanto tiempo que se hizo tarde para cocinar el pez, de modo que sólo fueron preparadas las huevas y el hígado. Faltos de apetito, el célebre navegante y su naturalista apenas probaron un poco. “Hacia las tres de la madrugada” –cuenta Cook en su diario– “empezamos a notar una extraordinaria debilidad en todos los miembros acompañada de una sensación parecida a la que se experimenta al acercar al fuego las manos y los pies ateridos por el frío. No podía diferenciar al tacto los objetos livianos de los pesados ni distinguía un pote lleno de agua de otro con plumas. Vomitamos y eso nos proporcionó gran alivio. Uno de los cerdos, al que se le habían dado las sobras de las entrañas del pescado, fue hallado muerto. Por la mañana, cuando los indígenas subieron a bordo del barco y vieron el pez, nos dieron a entender que era de todo punto incomestible, manifestando mucha repugnancia. No habían hecho gesto alguno cuando nos lo vendieron, ni siquiera después de que lo hubiésemos comprado.”