Respuestas de los lectores a los retos de marzo y junio

Antonio López García, naturalista y ornitólogo aficionado, opina sobre el reto que dedicamos a la selección sexual en el número 217 de Quercus, publicado el pasado mes de marzo. Ante la pregunta de por qué en muchos casos la evolución conduce a la formación de machos vistosos, sobre todo en el caso de las aves, apunta la ingeniosa posibilidad de que “si los depredadores fijan su atención en los machos y no en las hembras, esto podría resultar una garantía de supervivencia para la especie.” Seguidamente apunta la idea de que “los machos que prosperen serán aquellos que, siendo atractivos para la selección sexual, sean a su vez fuertes y hábiles para sobrevivir y cuidar de la prole. Esto, unido a la posibilidad que tienen muchas aves de recurrir a la poligamia, asegura que en una especie no pierda densidad en el cómputo global anual aunque la población de machos se haya visto reducida.” Por último, Antonio duda que un estudio de 21 años, en referencia al que se citaba en aquel artículo, sea suficiente para extraer conclusiones relativas a cuestiones evolutivas.

Muchos y pocos
Por otro lado, en el número 220 de Quercus, publicado el pasado mes de junio, comentamos las notables diferencias en cuanto a diversidad entre dos plantas ecológicamente muy afines. Por un lado los limonios (género Limonium), con más de cuarenta especies en la península Ibérica, y por otro el hinojo marino (Crithmum maritimum), que carece de congéneres.

Desde el foro de Natuweb, Alejandro Paradiñeiro Somozo opina que “probablemente los limonios constituyesen en origen un grupo con gran variabilidad genética y con estirpes capaces de producir néctar con distinto sabor y olor para los abejorros que realizan la polinización entre las diferentes plantas. Es posible que diferentes razas de abejorros tengan preferencia por estirpes de limonios que son productores de néctar con propiedades organolépticas similares, y de esta forma polinicen siempre a las mismas variedades, facilitando el intercambio genético entre plantas similares y aislándolas de otras que a su vez serían polinizadas por otro tipo de insectos con una preferencia gastronómica diferente. Se constituiría de esta forma un sistema de aislamiento reproductivo muy similar al que ocurre con la selección sexual, pero en este caso no derivado de la preferencia de una hembra por un determinado tipo de macho o viceversa, sino condicionada por la preferencia del insecto vector. Finalmente, este aislamiento terminaría generando un fenómeno de especiación.”
“Probablemente en el hinojo marino la situación es la contraria. Los insectos polinizadores actúan de forma más promiscua y fecundan por igual cualquier tipo de variedad que haya podido surgir, manteniendo un flujo genético continuo entre ellas e impidiendo de esta forma la aparición de especies separadas.”