Seguimiento en Madrid de una rapaz poco conocida
La vida privada del
águila calzada
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El águila calzada ha recibido mucha menos atención
que otras rapaces más amenazadas. Pero algunos de los misterios que aún oculta están siendo aclarados
por un estudio, iniciado hace seis años a iniciativa
de la Consejería de Medio Ambiente de Madrid.La aparición de tríos o el interés de conservar
cazaderos lejos de las áreas de cría son
hallazgos de este trabajo, que nos presenta a una especie asombrosa y con más problemas de los que imaginábamos.
El águila calzada (Hieraaetus pennatus) es relativamente frecuente en la península Ibérica, que acoge a más de la mitad de la población europea, estimada en 3.600-6.900 parejas (1). Nos corresponde a los españoles, por lo tanto, buena parte de la responsabilidad de conservarla. Sin embargo, al ser una de las águilas menos estudiadas y atendidas de nuestra fauna, desde el Fondo para la Investigación y Conservación de los Animales Salvajes y su Hábitat (FICAS) hemos querido contribuir a reducir estas carencias.
En 1999 iniciamos el censo y seguimiento de esta pequeña águila, gracias a una subvención de la Consejería de Medio Ambiente de Madrid, que se renueva anualmente. Nos hemos dedicado lógicamente a la población madrileña, sobre la que fueron estimadas unas 50-100 parejas en 1987 (2). Actualmente calculamos su número en algo más de doscientas parejas, un aumento que podría deberse a una mayor cobertura de censo. De hecho, no la consideramos una especie en expansión en la Comunidad de Madrid: durante los seis años que llevamos estudiándola, los territorios ocupados por ella han disminuido en un 15%.
De carácter eminentemente forestal en lo que se refiere a sus hábitats de cría, la población madrileña ocupa preferentemente los pinares de la sierra de Guadarrama, donde llega a ubicar sus nidos hasta los 1.700 metros de altitud. En estos bosques de pino silvestre (Pinus sylvestris), que son precisamente donde hemos centrado nuestro trabajo, se localiza la mitad de los efectivos regionales. Las sierras del norte y suroeste madrileños poseen también importantes zonas de cría, pero es mucho más escasa como nidificante en los bosques de frondosas y los grandes sotos fluviales de llanura.