El color azul y verde de
los huevos de las aves
y la selección sexual
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El plumaje vistoso que
exhiben los machos de
numerosas especies de aves se ha interpretado como una señal fiable de su buen estado físico a la hora de
buscar pareja. Pero, ¿pueden las hembras señalizar su
condición por otros medios? La coloración azul y verde de la cáscara de los huevos parece apuntar en esa dirección.
Muchas estructuras vivamente coloreadas de la naturaleza han sido consideradas tradicionalmente como señales dirigidas hacia miembros de la misma o de otra especie. Así, los colores atractivos del plumaje, las escamas y otros tejidos tegumentarios de los animales se han revelado como señales con mensajes claros para ciertos organismos receptores. Dicho mensaje suele contener indicaciones sobre la calidad genética, la condición física o el estado de salud del emisor, con el fin de atraer a miembros del sexo opuesto o de imponerse sobre sus rivales. Darwin fue uno de los primeros en dar una explicación coherente a la coloración ornamental de los animales cuando propuso su teoría sobre la selección sexual (1). Los animales que señalizan mediante colores o elaboradas estructuras buscan beneficios en términos reproductivos, pero también responden a señales similares porque de este modo consiguen identificar a los mejores individuos de cada población y detectarlos puede ser vital en contextos reproductivos y sociales. Zahavi y otros biólogos evolutivos han propuesto que las señales deben ser honestas (2), es decir, deben revelar calidad subyacente sin posibilidad de trucarse. Para ello deben ser costosas, de modo que la intensidad de la señal varíe en función de la condición física de los individuos que las utilizan. Si las señales no fueran costosas y pudieran ser emitidas por todos los individuos con la misma intensidad, el valor de percibirlas y responder adecuadamente a ellas se perdería y la señal desaparecería.