La introducción del camarón oriental en el estuario del Guadalquivir

El estuario del río Guadalquivir es un ecosistema altamente productivo que alberga una elevada diversidad biológica. Proporciona, por un lado, hábitats permanentes a sus especies típicas, como el camarón de río (Palaemon longirostris), y desempeña, por otro lado, un papel muy importante como zona de cría, refugio y alimentación para los juveniles de multitud de crustáceos decápodos y peces marinos (1), como la catalineta o quisquilla de arena (Crangon crangon), el langostino (Melicertus kerathurus), el boquerón (Engraulis encrasicholus), la sardina (Sardina pilchardus), la baila (Dicentrarchus punctatus), la corvina (Argyrosomus regius) y los lenguados (Solea vulgaris y S. senegalensis).

Sin embargo, el estuario se encuentra sometido a un intenso tráfico marítimo internacional hacia el puerto de Sevilla, lo que constituye una vía de entrada y dispersión de especies acuáticas alóctonas (2, 3, 4), entre las que se encuentran el piojo (Synidotea laticauda), el cangrejo americano (Rhithropanopeus harrisii) y el cangrejo chino (Eriocheir sinensis). Este proceso aún continúa y en los últimos años hemos podido detectar la presencia en la zona del denominado camarón oriental (Palaemon macrodactylus), que en apenas un lustro se ha convertido en una de las especies dominantes.