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Balance del trabajo de WWF/Adena en su laboratorio de campo

Refugio de Montejo: tres décadas conservando la naturaleza

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El pasado enero se cumplían treinta años desde la inauguración del Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega (Segovia), la más duradera experiencia de gestión privada de un
espacio protegido en España. Las actividades no cesan y el proyecto sigue, en un momento crucial para su futuro, más vivo y dinámico que nunca, desarrollando un modelo de trabajo que quiere ser una referencia para otros espacios protegidos de nuestro país.
El Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega, gestionado por WWF/Adena, junto con el Refugio del Embalse de Linares del Arroyo, a cargo de la Confederación Hidrográfica del Duero, constituye la parte principal de las hoces del río Riaza (Segovia). Situadas al noreste de la provincia de Segovia, justo en el límite con las provincias de Burgos y Soria, comprenden un tramo de unos doce kilómetros y albergan un variado entramado de ecosistemas en una superficie superior a las dos mil hectáreas, con el cañón fluvial como eje principal.

Su singularidad geomorfológica y botánica, así como la rica comunidad de aves rupícolas presente, han hecho merecedor a este paraje de diversas figuras de protección. En 1989 fue incluido por BirdLife International en el inventario de Áreas Importantes para las Aves (IBA, siglas inglesas) en Europa. Ese mismo año fue designado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) por la Unión Europea (UE) y en 1999 aparecía en la propuesta de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) para Natura 2000. Desde diciembre de 2004 es Parque Natural.

La declaración del Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega fue propuesta en los años setenta por Félix Rodríguez de la Fuente y tuvo el apoyo de la población local. El 13 de enero de 1975 se celebró la inauguración oficial, con la presencia de don Juan Carlos de Borbón, aún príncipe por entonces. La constitución del Refugio permitió prohibir la caza en su interior y establecer unas normas para los visitantes. Desde entonces, el objetivo principal de WWF/Adena ha sido alcanzar unas condiciones óptimas de conservación, pero sin alterar actividades tradicionales, como la agricultura y la ganadería.
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