Los pasos para fauna en la autovía de las Rías Bajas

Las infraestructuras viarias españolas han registrado un crecimiento sustancial en las tres últimas décadas y, según datos del Ministerio de Fomento, superaban los 184.000 kilómetros de recorrido en el año 2005. La normativa sobre evaluaciones de impacto ambiental ha evolucionado de forma pareja y hoy día se considera esencial analizar sus consecuencias y establecer las medidas correctoras necesarias. Los múltiples efectos de un nuevo proyecto viario sobre la fauna silvestre pueden resumirse en cuatro: pérdida de hábitat, fragmentación del territorio, efecto barrera y mortalidad por atropello.

La pérdida de hábitat supone un inevitable descenso de las poblaciones animales (1), además de una merma en la calidad del medio debido a diversos agentes contaminantes, como el ruido, la luz y los metales pesados. La fragmentación del territorio también afecta notablemente a las poblaciones animales, reduciendo la diversidad de especies y haciendo que desaparezcan las más exigentes, que suelen ser también las más valiosas para la conservación (2). Por otra parte, al reducirse el tamaño de las poblaciones, aumenta el riesgo de que se produzcan extinciones locales. El efecto barrera es muy acusado en autovías, autopistas y líneas de ferrocarril de alta velocidad, obras en las que la práctica totalidad de su trazado se encuentra vallado y supone un obstáculo para el paso de los animales. Por último, los atropellos ejercen asimismo un considerable efecto sobre la dinámica de las poblaciones (3), especialmente en aquellas especies que cuentan con pocos efectivos, como ocurre con el lince ibérico (Lynx pardina).