ENTREVISTA
WILLIE SMITS, DEFENSOR DEL ORANGUTÁN DE BORNEO
Salvar al orangután y sus selvas es vital para reducir el cambio climático
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Lo que uno no haga por sí mismo, nadie va a venir a hacerlo. Este lema bien podría definir el espíritu de acción de Willie Smits, un holandés de 52 años, residente en la isla de Borneo, que se ha convertido en uno de los principales valedores mundiales del orangután, además de un enérgico activista contra los cultivos de palma aceitera que destruyen el hábitat de la especie. A finales de enero, Smits visitó Madrid, para presentar un libro sobre sus veinte años de trabajo conservacionista, y accedió a responder a las preguntas de Quercus.
por Rafael Serra y José Antonio Montero
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En 1989, Willie Smits, por entonces un joven e impulsivo especialista en bosques tropicales, rescató en un mercado de la ciudad costera y petrolera de Balikpapan, al este de la isla de Borneo, a una cría de orangután moribunda que había sido arrojada a un montón de basura. Por entonces ni el mismo Smits podría saberlo, pero al recoger al animal para intentar salvarlo, estaba poniendo la primera piedra de lo que con el tiempo se convertiría en uno de los proyectos para evitar la extinción del orangután de mayor repercusión internacional.
Dos años después de rescatar a Uce, Smits abría el centro de rehabilitación de orangutanes de Wanariset, cerca de Balikpapan, que tuvo su continuación, pocos años después, en la inauguración de un segundo centro, Nyaru Menteng, a más de medio millar de kilómetros del primero, en la ciudad de Palagkaraya, al sur de la isla.
Smits, casado con una indonesia y con tres hijos, lidera la Borneo Orangutan Survival Foundation (BOS), que ha recuperado y devuelto al medio natural a cientos de orangutanes en veinte años de trabajo. Pero este éxito no ha servido para ralentizar su activa labor conservacionista en los últimos tiempos, al comprobar alarmado cómo la proliferación de los monocultivos de la palma Elaeis guineensis para producir aceite vegetal, con destino a la fabricación de alimentos, cosméticos y, sobre todo, biocombustibles, está devastando las selvas del primate a una velocidad de vértigo.
Para Smits, la supuesta bondad ecológica de los biocombustibles de aceite de palma queda totalmente desacredita por lo que está ocurriendo en Borneo con el hábitat del orangután. Precisamente esta vinculación entre la suerte del primate y el cambio climático es uno de los principales argumentos del libro Los pensadores de la jungla, recientemente publicado junto con el periodista alemán Berd Schuster y el fotógrafo indio Jay Ullal.
Un extracto del libro describe de manera dramática la estela de destrucción que deja un bosque con orangutanes tras ser desmontado para cultivar palmas aceiteras: “Las plantaciones, donde a menudo aún se pueden observar los enormes tocones de los gigantes de la selva virgen, son desiertos verdes donde ya no vuela ningún pájaro ni repta ninguna lagartija. No pocas veces ocurre que orangutanes famélicos, huyendo de las cuadrillas de leñadores que avanzan sin cesar se pierden en una de estas huertas de aceite, donde aparte de la pulpa de los troncos de las palmera no encuentran nada comestible y se les tirotea como si fueran alimañas nocivas cuando empiezan a desgarrar los árboles”.