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Hipopótamos y arrozales en Guinea-Bissau: un conflicto en vías de solución
Por Luis Mariano González, Francisco G. Montoto, Luis Bolonio, Junior Domingos y José Pereira
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
En Guinea-Bissau, uno de los países más pobres de África, se encuentran las islas Bijagós, el único archipiélago deltaico de la costa atlántica del continente. Comprende casi un centenar de islas e islotes con una superficie total de diez mil kilómetros cuadrados, ocupados por formaciones de palmerales, sabanas herbáceas y selva tropical semi-húmeda, así como un conjunto de manglares considerado entre los más extensos y mejor conservados del litoral africano.
Sólo una veintena de estas islas se hallan habitadas. La etnia de los Bijagó ha mantenido en ellas una explotación de los recursos naturales que ha permitido que su biodiversidad y rico patrimonio cultural hayan llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación. Tanto es así que, en 1996, el archipiélago fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco. Acto seguido, el Gobierno de Guinea-Bissau creó un Parque Nacional en la isla de Orango y otras adyacentes, justificado sobre todo por albergar la población más occidental de hipopótamo común (Hippopotamus amphibius) en toda su área de distribución mundial.
Esta población es además la única cuya mayoría de componentes frecuenta aguas costeras y marinas, por lo que se les conoce como hipopótamos marinos (1). Tradicionalmente fueron sido muy perseguidos, principalmente por cazadores portugueses –Guinea-Bissau fue una colonia de Portugal hasta que se independizó en 1973– y del continente para aprovechar su carne, lo que les llevó a ser muy escasos en los años ochenta. Esta persecución cesó gracias al parque nacional y la población empezó a recuperarse (2, 3). Hoy en día se estima que existen en este espacio protegido unos 150 ejemplares (4).
El hipopótamo es el mayor y más espectacular animal del Parque Nacional de Orango, del que es su emblema. Su observación es muy solicitada por los turistas. Animal pastador de hábitos nocturnos, consume hierbas y gramíneas pascícolas de alto valor nutritivo en las sabanas herbáceas húmedas (1, 5). Durante el día permanece durmiendo y reposando en el agua, en las lagunas costeras y los manglares del parque. A veces es visto en el mar, cerca de la costa, e incluso nadando para cruzar de una isla a otra.