Cómo viven los lirones grises más vulnerables

El protagonista de nuestra historia, el lirón gris (Glis glis), es un pequeño roedor arborícola que se encuentra en todo tipo de bosques caducifolios del tercio norte de la península Ibérica. Se le suele asociar con masas forestales maduras bien conservados que ofrecen alimento (frutos secos, como avellanas y hayucos) y huecos para reproducirse (1). No se le considera una especie amenazada, pero la simplificación de su hábitat como consecuencia de una política forestal inadecuada ha conllevado el abandono de muchos territorios adecuados para este micromamífero.

Los bosques catalanes han seguido esta corriente de explotación intensa (2) y ello ha propiciado que muchos se encuentren en una fase inicial de sucesión forestal, con árboles relativamente jóvenes, que ofrecen pocos huecos que sirvan para criar o refugiarse a los pequeños mamíferos forestales. Para subsanar esta carencia, en 2003 se puso en marcha un programa de colocación de cajas nido para el lirón gris en la sierra del Montnegre (Barcelona), que pretendía facilitar la reproducción de la especie y, a la vez, hacer posible el seguimiento de este roedor.

La población de lirón gris que vive en el pequeño reducto de bosque eurosiberiano de este macizo mediterráneo (ver Cuadro) está considerada como la más meridional de la península Ibérica y, probablemente, la más aislada y amenazada de las que se conocen. La existencia de la especie en el Montnegre es conocida desde mediados de los años setenta (3). A pesar de ello, las citas acumuladas durante las tres últimas décadas se pueden contar con los dedos de una mano.

A primeros de este nuevo siglo existía todavía un profundo desconocimiento sobre aspectos fundamentales de la biología y ecología del roedor en la zona. Fue este vacío el que llevó a la puesta en marcha de un estudio, propuesto por el Museu de Ciencias Naturales de Granollers y subvencionado por la Diputació de Barcelona, la entidad gestora del parque natural que protege la sierra.