La fauna marina es la gran ausente en las leyes que dan protección a las especies y en las Listas Rojas. Este olvido se ceba sobre especies comerciales del Mediterráneo sobreexplotadas, como el pez espada y el mero. Los pequeños pelágicos, fundamentales para la cadena trófica, no reciben mejor tratamiento legal.
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Oceana y la Obra Social de Caixa Catalunya presentaron a mediados del pasado abril el informe Especies amenazadas, propuesta para su protección en Europa y España. Este documento hace hincapié en la deficiente cobertura legal que reciben las especies marinas comerciales en la zona del Mediterráneo.
Sólo los stocks de sardina (Sardina pilchardus), boquerón (Engraulis encrasicolus), merluza (Merlucccius merluccius), salmonete (Mullus surmuletus) y gamba roja (Aristeus anetennatus) han sido evaluados en aguas mediterráneas. La Comisión General de Pesca del Mediterráneo los califica a todos como “sobreexplotados” o “completamente explotados”. Sin embargo, existen muchos otros en esta misma situación que aún están pendientes de evaluar.
Especies como el pez espada (Xiphias gladius) se encuentran sometidas a una fuerte presión pesquera sin tan siquiera existir un plan de gestión para la pesquería en el Mediterráneo. Otras, como el mero (Epinephelus marginatus), catalogado como “En peligro” por la UICN, encuentran fuertes reticencias para formar parte de legislaciones vinculantes.