La empresa Norfor, perteneciente al grupo ENCE, ha vuelto ha obtener el sello FSC, que ya se le retiró en 2008, tras una campaña ecologista que puso en evidencia el incumplimiento de los estándares exigidos por este sistema de certificación forestal. ¿Por qué se le concede ahora de nuevo?
Texto y fotos: Benito Andrade
A principios de julio de 2010, el grupo ENCE, fabricante de pasta de papel con tres fábricas, en Huelva, Navia (Asturias) y Pontevedra, organizó un encuentro en el municipio asturiano de Tapia de Casariego y en los lucenses de A Pontenova y Ribadeo. Durante este acto, Roberto Hartasánchez, presidente del grupo naturalista Fapas, realizó una presentación sobre los supuestos beneficios para la biodiversidad animal que podían aportar las plantaciones de eucalipto.
Tras la polémica suscitada, en la versión que se puede leer en el Boletín Digital de Fapas número 9 (
www.fapas.es/boletines/2010/9), Hartasánchez afirma que “podemos comenzar a descubrir que puede haber alguna relación positiva entre las plantaciones de eucaliptos y la necesidad de proteger ecosistemas valioso donde habitan especies tan importantes como el oso pardo y el urogallo”.
El presidente del Fapas asegura que “por mucho que consideremos el eucalipto una especie extraña, sus plantaciones no van a ser erradicadas, y la extensión en el terreno que ocupan alcanza una gran importancia”. Pero parece olvidarse de que el eucalipto no deja de avanzar en los últimos años a gran velocidad en su expansión en Asturias y Cantabria, mientras desplaza a menudo a valiosos ecosistemas. En el sur de Galicia, administraciones municipales y comunidades de montes en mano común, tras comprobar la degradación ambiental y económica asociada al eucalipto, se han convencido de que es preferible evitar la expansión de estas plantaciones y han iniciado planes para erradicarlas.
Hartasánchez no aprecia la degradación edáfica que produce este monocultivo, sobradamente contrastada. Al contrario, indica que el suelo, en gran parte de las plantaciones, es un medio con elementos de valor ambiental: “Riachuelos, arroyos, zonas húmedas para anfibios, tejoneras, madrigueras de zorros, zonas marginales de herbáceas que ofrecen alimento a ungulados como el corzo, densos matorrales donde el jabalí es abundante y muy posiblemente, variadas especies de mustélidos, entre ellas la garduña, quizás la más abundante”, enumera este naturalista.
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