Narcisos ibéricos: junquillos, campanillas, capirotes o trompones

Entre las plantas que habitualmente encontramos en el campo, los narcisos siempre han despertado nuestra admiración por la originalidad y belleza de sus flores. Destacan también por su floración temprana, con frecuencia fuera del periodo habitual, ya que casi siempre huyen de las épocas de mayor calor. Lo que no resulta tan conocido es que la mayoría de las especies silvestres y todas las cultivadas proceden del Mediterráneo occidental, principalmente de la España peninsular, lugar donde se sitúa su origen geográfico mundial. Como veremos, nuestro país ocupa una posición clave para el conocimiento científico y botánico de estas especies y, por lo tanto, en el entramado del interés comercial por los narcisos cultivados en todo el mundo.

En total, se conocen una cincuentena de especies de narcisos silvestres, de las cuales nuestro país posee entre 30 y 35, según lo analítico o sintético del criterio botánico adoptado (Figura 1). Muchas de ellas son exclusivas o casi exclusivas de nuestro territorio, a las que habría que sumar las subespecies y los híbridos naturales. Actualmente no hay un criterio mayoritario para definir el número exacto de especies y subespecies que tenemos. De hecho, es un asunto complejo debido a la gran variabilidad de algunos grupos y al espectacular parecido entre especies diferentes, lo que complica mucho la clasificación taxonómica. En este artículo hemos utilizado un criterio sintético, didáctico y útil en el campo, que permite proponer 30 especies bien definidas con sus correspondientes claves de identificación.