Originario de Asia, el mosquito tigres se detectó por primera vez en España en el verano de 2004, concretamente en Sant Cugat del Vallès (ver Quercus 235, págs. 20 a 26). Para su estudio, los investigadores han inspeccionado más de 3.000 casas de este término municipal barcelonés y han entrevistado a casi 700 personas.
La metodología ha consistido en el recuento de los huevos depositados por las hembras en unas sencillas trampas experimentales, consistentes en trozos de madera dentro de pequeños vasos de agua. Estas trampas reproducen las condiciones de los troncos de árboles donde el insecto se reproducía originalmente en las selvas asiáticas.
El estudio ha demostrado por primera vez en Europa que el número de huevos encontrados ha sido significativamente inferior en las áreas de intervención. En concreto, se ha reducido a la mitad respecto a otras áreas donde no se han aplicado medidas.
Aunque las molestias que ocasiona el mosquito tigre justifican los esfuerzos para eliminarlo, la motivación del estudio ha sido la importancia del insecto como vector de determinadas enfermedades como el dengue o la fiebre amarilla, indican fuentes de la UAB.