La verrucaria: magia y veneno
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La peculiar inflorescencia de la verrucaria (Heliotropium europaeum) gira con el sol a lo largo del día, por lo que llegó a emplearse para medir el tiempo. |
Por J. Ramón Gómez Fernández
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Al tratarse de una planta abundante, la verrucaria ha estado rodeada de leyendas y aplicaciones populares, muchas de ellas relacionadas con sus principios tóxicos.
El paisajista francés Gilles Clément ha denominado “tercer paisaje” a aquellos “espacios indecisos, desprovistos de función, a los cuales resulta difícil darles nombre... todos ellos constituyen un refugio para la diversidad.” Y es aquí, en este tercer paisaje, entre bordes de camino, descampados impersonales, reducidas grietas del pavimento urbano o cualquier otro lugar igual de olvidado, donde podemos admirar la belleza de la verrucaria, la protagonista de este mes. Localizar la planta será sencillo, ya que está ampliamente distribuida por toda la península Ibérica. Prefiere espacios expuestos al sol, con suelos bien drenados y arenosos, pues no teme la falta de nutrientes ni de agua, incluso tiene tendencia a crecer en áreas cálidas.
La verrucaria es otra de esas hierbas de crecimiento anual. Puede alcanzar los 60 centímetros de altura, aunque en tal caso será una talla excepcional, ya que lo habitual es que ronde la mitad, unos 30 centímetros. Aunque pertenece a la familia de las Boragináceas, no es sencillo relacionarla con ella. El motivo es que tiene un aspecto más refinado que los habituales representantes de dicha familia. Carece de flores solitarias de llamativo color azul y sus hojas en nada se parecen a las ásperas –debido a la presencia de rígidos pelos– de muchos de sus parientes. Muy al contrario, la verrucaria se diferencia de todos ellos por sus flores agrupadas en inflorescencias, de color blanco y con el interior ligeramente dorado. Además, sus hojas solamente están recubiertas por un fino tomento. Esta estrategia le permite afrontar las elevadas temperaturas veraniegas y eludir la temible deshidratación, todo lo cual le otorga una coloración verde-grisácea.
Bibliografía
(1) Clément, G. (2007). Manifiesto del tercer paisaje. Gustavo Gili. Barcelona.
(2) Laguna, A. (1999). Pedacio Dioscórides Anazarbeo, acerca de la materia médica medicinal y de los venenos mortíferos. Biblioteca de Clásicos de la Medicina y de la Farmacia Española (edición facsímil). Doce Calles. Aranjuez.
(3) Gómez Fernández, J.R. (1999). Las plantas en la brujería medieval (propiedades y creencias). Colección Divulgadores Científicos Españoles. Celeste Ediciones. Madrid.
(4) Mulet Pascual, L. (1997). Flora tóxica de la Comunidad Valenciana. Diputació de Castelló. Castellón.
(5) Ceballos, A. (1998). Plantas de nuestros campos y bosques. Andriala. Madrid.