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Aguas arriba tras las angulas del Oria

Laboratorio de la sede que AZTI-Tecnalia tiene en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Las dos investigadoras a la izquierda de la fotografía son Aizkorri Aramburu (en primer término) y Estibaliz Díaz, ambas del proyecto Recang (foto: José Antonio Montero).
Laboratorio de la sede que AZTI-Tecnalia tiene en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Las dos investigadoras a la izquierda de la fotografía son Aizkorri Aramburu (en primer término) y Estibaliz Díaz, ambas del proyecto Recang (foto: José Antonio Montero).
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Muy cerca de Aguinaga, cuna del comercio angulero, un grupo de biólogos vascos trabaja para devolver a la anguila su antiguo esplendor. Los resultados preliminares de unas repoblaciones experimentales en la cuenca del río Oria (Gipuzkoa) han acrecentado el interés por este proyecto, que cuenta con la colaboración de los pescadores locales.

por José Antonio Montero

UNA NOCHE DEL PASADO INVIERNO, quince anguleros del estuario del Oria, en Gipuzkoa, salieron a las gélidas aguas de la desembocadura del río a la busca y captura de angulas. La cita no era casual. Había luna nueva, lo que significa más posibilidades de que los codiciados alevines de la anguila europea entrasen esa madrugada al estuario desde el mar, arrastrados por la marea viva. Durante horas, con los dos grandes cedazos situados a babor y estribor de cada barca, peinaron en silencio las aguas del Oria, mientras al margen de esta ceremonia nocturna el tráfico pasaba por el viaducto de la autopista del Cantábrico (AP-8) que cruza la ría.

Los más de cinco kilos que se obtuvieron esa noche suponen muchas angulas, aunque aún así es muy poco en comparación con lo mucho que se capturaba hace décadas. Pero son un verdadero tesoro para los investigadores del proyecto Recang (“Recuperando la anguila”). Los anguleros, seguramente con más motivo que nadie, habían convenido ceder las capturas de esa noche a un pequeño grupo de especialistas que están buscando la mejor manera de que las angulas vuelvan a ser tan abundantes como lo eran años atrás.

A la mañana siguiente, la mitad de las angulas fue soltada en el mismo río, pero muchos kilómetros aguas arriba, en el término municipal de Zegama. La otra mitad se llevó a los viveros de la Escuela de Acuicultura del Instituto de Formación Profesional Mutriku, con idea de liberarlas igualmente, pero tras su engorde artificial. De hecho, tras mes y medio de crianza, se soltaron a principios de marzo en el Agauntza, un afluente del Oria, en el término municipal de Ataun.

Meses después visité a la bióloga Estibaliz Díaz, coordinadora del proyecto Recang, en la sede que la fundación AZTI-Tecnalia, para la que trabaja, tiene en el término municipal vizcaíno de Sukarrieta. Lo que antiguamente fue un hotel balnerario, asentado en un lugar tan privilegidado como una isla dentro de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, son hoy las oficinas y los laboratorios de este centro dedicado a la investigación marina. Allí pude enterarme de cómo le había ido a las angulas donadas por los pescadores, entre otros datos.

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