La mágica hierba de San Juan
|
La flores de la hierba de San Juan (Hypericum perforatum) carecen de néctar, pero su abundante polen es capaz de atraer a numerosos insectos. |
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
La hierba de San Juan es capaz de prolongar su ciclo de crecimiento y eludir el agostamiento que padecen otras plantas. De este modo, su floración se mantiene lozana durante varias estaciones. Todo ello gracias a su enorme resistencia y a las peculiares sustancias tóxicas que genera para defenderse de los herbívoros.
J. Ramón Gómezramongomez@herbanova.es
A PRINCIPIOS DEL OTOÑO todavía se aprecian los restos de la dura batalla librada en nuestros campos durante el verano. Las hierbas que se agostaron hace varios meses siguen erguidas, enjutas y teñidas de un monocromo color pajizo. Algo desmoronadas, las inflorescencias secas y las espigas vacías narran el final de una historia. Pero, casi de inmediato, empieza a atisbarse el comienzo de un nuevo ciclo para muchas de las hierbas mediterráneas. Las deseadas lluvias otoñales aportarán enseguida la humedad necesaria para favorecer la germinación de las especies más precoces. Mientras tanto, unas pocas plantas que sobrevivieron a los duros calores estivales siguen todavía en flor, aunque ya inmersas en el desánimo otoñal. Comienza otra lenta transformación en los campos, pero algunas de las plantas que protagonizaron el verano parecen resistir, al menos durante unos días más.
En las ciudades, los últimos fragmentos de naturaleza en aleatoria distribución alivian al urbanita sensible al introducir ese ciclo natural en un entorno tan gris. Uno de sus representantes más notorios es la hierba de San Juan (Hypericum perforatum), que no ha dejado de florecer desde el mes de junio. De ahí su nombre vulgar, pues las primeras flores vinieron a coincidir con la festividad del santo. Pero el curso estacional continúa y, al llegar los días fríos, la hierba de San Juan desaparecerá, al menos temporalmente.
Bibliografía
(1) Keville, K. (1994). Herbs, an illustrated encyclopedia. Michael Friedman Pu-blishing Group. New York.
(2) Perea, D.F. y Perea, R. (2008). Vegetación y flora de los montes de Toledo. Ediciones Covarrubias. Argés (Toledo).
(3) Ceballos, A. (1998). Plantas de nuestros campos y bosques. Editorial Andriala. Madrid.
(4) Tredici, P. (2010). Wild urban plants of the Northeast. Cornell University. Nueva York.
(5) Mulet Pascual, L. (1997). Flora tóxica de la Comunidad Valenciana. Diputación de Castellón. Castellón.