El control de depredadores
en España, más que discutible
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Según la literatura científica, el control de depredadores suele ser poco eficaz, incluso
contraproducente. Pero en el ámbito cinegético español se practica a menudo, a pesar
de que la ley sólo lo permite excepcionalmente. Urge más criterio científico y control
administrativo en este asunto, así como un cambio de mentalidad en los cazadores,
ya que las víctimas son a menudo especies protegidas tan señeras como el lince ibérico.
Históricamente, el hombre ha perseguido a la fauna depredadora por considerarla peligrosa, para proteger a los animales domésticos, para aprovechar su piel, por repulsión cultural, por competir en la caza y en la pesca o simplemente como mero trofeo de caza.
En España el acoso se intensificó a partir de 1953 con las tristemente famosas Juntas de Extinción de Animales Dañinos, que funcionaron hasta los años setenta, con tramperos y alimañeros que recibían dinero público por cada depredador muerto. La irrupción de la conciencia conservacionista produjo un cambio social y político que llevó a proteger por ley a la mayoría de los depredadores perseguidos. Muchos de ellos son hoy objeto de programas específicos de conservación.
En nuestro país, el control de depredadores se utiliza como una herramienta de gestión cinegética que los cazadores consideran imprescindible. Subyace la idea de que, al eliminar este tipo de fauna, las poblaciones presa –sobre todo especies de caza menor– aumentan automáticamente. Aunque hoy en día sólo pueden matarse especies legalmente catalogadas como cinegéticas, las autoridades competentes conceden de forma sistemática permisos para lazos y jaulas trampa en los cotos, al amparo del régimen de excepciones vigente. Estos controles autorizados persiguen sobre todo al zorro y a los córvidos, pero también a otros depredadores.