El coral candelabro, una especie sensible a los artes de pesca

Hay pocos estudios acerca del impacto de artes y aparejos de pesca, ya sea recreativa o profesional, sobre las especies emblemáticas o amenazadas del coralígeno en el mar Mediterráneo. Una de estas especies es el coral candelabro (Dendrophyllia ramea), que habita en fondos rocosos entre los 15 y los 100 metros de profundidad. En aguas peninsulares españolas, el coral candelabro se encuentra bien establecido en el mar de Alborán y a lo largo del litoral andaluz (1). Se trata de un coral pétreo (madreporario) que carece de las algas simbiontes (azooxantelado) que usan otras especies para levantar estructuras muy estables, como los arrecifes. No obstante, forma colonias arborescentes de gran porte, de hasta un metro de altura, con ramificaciones de un llamativo color anaranjado. En armonioso contraste, los pólipos son blancos, lo que queda patente cuando despliegan sus tentáculos.

A pesar de ser una especie de tamaño apreciable y ecológicamente importante como formadora de hábitat, no se sabe gran cosa sobre su biología, distribución o dinámica de poblaciones, ni tampoco sobre los factores adversos que pueden perjudicarla en el Mediterráneo occidental y en el Atlántico del suroeste peninsular. Todas sus poblaciones están incluidas en el Anexo 1 de la Directiva de Hábitats (hábitat 1170: Arrecifes) y la especie está catalogada como “Vulnerable” en el Libro Rojo de los invertebrados de Andalucía (2). Además, las poblaciones del Mediterráneo están siendo evaluadas para incluirlas en las Listas Rojas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).