Dos áreas muy distintas de Doñana acogen en primavera y verano sendas poblaciones de chotacabras cuellirrojo. Una se encuentra dentro de la Reserva Biológica, mientras que la otra es una finca sometida a explotación agropecuaria. Los cambios introducidos por el hombre en el paisaje afectan a los movimientos y a la abundancia de estas aves de un modo impredecible.
Por Pedro Sáez, Carlos Camacho, Sebastián Palacios, Sonia Sánchez, Javier Ruiz-Ramos, Carlos Molina, Carlos Dávila y Jaime Potti.
La transformación de los ecosistemas naturales constituye en la actualidad la principal causa de pérdida de biodiversidad en todo el planeta. En consecuencia, la mayor parte de las especies se localizan en áreas que han sufrido algún tipo de cambio debido a las actividades humanas. La intensificación de la agricultura durante el siglo pasado ha hecho que los hábitats agrícolas se hayan visto particularmente afectados. Sin embargo, estudios recientes señalan que no toda gestión agrícola implica siempre la destrucción del paisaje y la biodiversidad (1). Por lo tanto, el conocimiento de los procesos que favorecen la conservación de la biodiversidad en paisajes agrícolas, así como de la respuesta de las especies ante los cambios inducidos por el ser humano en el paisaje, podrían resultar de gran importancia para la conservación de las aves en ambientes mediterráneos, especialmente sensibles a este tipo de transformaciones.
Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.