En 1997 comenzamos tímidamente el estudio del halcón peregrino (Falco peregrinus) en Vizcaya. Aquel primer año fue una prueba para poner a punto los métodos que habrían de seguirse de forma homogénea y sostenida, además de extenderlos a toda la provincia en el futuro. Con el conocimiento adquirido en años anteriores con esta población, comenzamos el censo de los territorios de nidificación, así como a localizar y monitorizar los nidos dentro de ellos.
Además, iniciamos un programa de anillamiento de pollos en nido, que posteriormente se extendería a los adultos. Aprovechando el descenso a los nidos para anillar a los pollos, establecimos un protocolo de recogida de restos de presas (plumas, huesos y egagrópilas) y registro de datos del nido (dimensiones, cobertura y grado de exposición, entre otros).
Durante los siguientes años se mantuvo el protocolo básico, a la par que se le sumaron actividades derivadas de los resultados que íbamos obteniendo. Así, todos los años, al comienzo de la reproducción, invertimos un notable esfuerzo para localizar e identificar a cada uno de los adultos reproductores, por medio de sus marcas individuales.
Lo primero es comprobar si el ejemplar está anillado. Hay que tener en cuenta que en los veinte años de duración de nuestro estudio hasta la fecha hemos anillado 731 halcones, muchos de los cuales murieron por distintas causas, otros se dispersaron fuera de la zona de estudio y otros establecieron territorios en Vizcaya, que son los que hemos ido detectando. Este seguimiento sostenido durante tanto tiempo nos ha permitido tener hoy en día una imagen bastante precisa de la evolución de la población.
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