Hace ya unos cuantos años, José A. Rodríguez destacó en el número 47 de Quercus la importancia del mar de Alborán para los tiburones pelágicos, así como la escasa información científica reunida en torno a ellos (1). La razón de tal relevancia es que el mar de Alborán conecta el océano Atlántico con el Mediterráneo y allí se producen afloramientos costeros (upwelling) que fertilizan sus aguas, lo cual atrae tanto a los tiburones pelágicos como a otros grandes depredadores.
Nos proponemos resumir aquí el conocimiento generado sobre estas especies en los últimos 25 años y esbozar su estado de conservación. El primer desafío ha sido definir qué es un “tiburón pelágico”, expresión que no se ciñe a ninguna categoría taxonómica. El Grupo de especies de tiburones de la Comisión Internacional para
la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT, por sus siglas en inglés) acordó la siguiente definición para los llamados tiburones pelágicos migradores: “especies de elasmobranquios que habitualmente se encuentran en el océano abierto, más allá de la plataforma continental (en contraste con la zona nerítica), y que en el trascurso de su ciclo de vida migran a grandes distancias”.
Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.