Las especies invasoras representan hoy en día el segundo factor más influyente en la pérdida de biodiversidad, después de la destrucción de hábitat. Los ecosistemas insulares se encuentran entre los más vulnerables a este problema, debido a la frecuencia y el éxito de las introducciones de fauna y flora que han tenido y tienen lugar en ellos.
En las islas mediterráneas es habitual que víctima y verdugo sean del mismo grupo: reptiles. Al ser ectotermos, son capaces de reducir la actividad y ser transportados sin necesidad de alimentarse durante mucho tiempo, pasando así inadvertidos. Esto, junto con su adaptabilidad para explotar nuevos nichos, explica que estén entre los grupos faunísticos más exitosos en estas islas.
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