Muy cerca de la ciudad de Palencia se encuentra Monte el Viejo, una preciosa mancha de encinas y quejigos de 1.500 hectáreas de extensión situada en el extremo norte de los Montes Torozos, entre las comarcas de Tierra de Campos y El Cerrato, en el piso bioclimático supramediterráneo. En el siglo XII fue vendido a la ciudad por el rey Alfonso VIII y comenzó un largo litigio entre las autoridades municipales y el cabildo catedralicio, no ya por su propiedad, sino también por los beneficios derivados de la leña y el carboneo, los pastos y las canteras. El problema se resolvió a finales del siglo XIX a favor del Ayuntamiento. Hoy es Monte de Utilidad Pública y, como Zona Natural de Esparcimiento, forma parte de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Castilla y León. Recibe desde hace años varios tratamientos selvícolas, aunque conserva una estructura forestal de alta naturalidad (1).
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