Un estudio de campo que evalúa los impactos de la clotianidina y el tiametoxam sobre las abejas melíferas y silvestres ha confirmado los graves daños a la biodiversidad producidos por esos dos insecticidas neonicotinoides.
Este trabajo se publicó el pasado 30 de junio en la revista Science. Sus conclusiones no dejan lugar a dudas: los efectos adversos de dichas sustancias en abejas a nivel individual y de colonia encontrados en laboratorio a dosis altas también se observan en los campos.
“Se demuestra así que las alegaciones de la industria de que los neonicotinoides no perjudican a las abejas cuando son utilizados en el campo en concentraciones relevantes son infundadas”, afirma David Santillo, científico de los laboratorios de investigación de Greenpeace en la Universidad de Exeter (Reino Unido).
El estudio se llevó a cabo en 33 grandes fincas agrícolas repartidas por Alemania, Hungría y Reino Unido. Se han estudiado los efectos en las abejas melíferas (Apis mellifera), pero también en el abejorro común (Bombus terrestris) y en una especie de abeja solitaria, Osmia bicornis, que vivían en las inmediaciones de campos de colza cuyas semillas habían sido tratadas con clotianidina (fabricada por Bayer) o tiametoxam (fabricado por Syngenta).
Autores: Luis Ferreirim es responsable de agricultura de Greenpeace España (info.es@greenpeace.org) y coordinador actual del proyecto europeo para salvar a las abejas.
Más información: B. A. Woodcock y otros autores (2017). Country-specific effects of neonicotinoid pesticides on honeybees and wild bees. Science, 356 (6.345): 1.393-1.395. DOI: 10.1126 / science.aaa1190
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