Las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, al ser de naturaleza caliza, albergan en su interior numerosas simas y cavidades. Un entorno de características exigentes que cuenta, sin embargo, con una nutrida fauna de invertebrados adaptados a la vida subterránea, aparte de murciélagos cavernícolas e incluso un pequeño pez.
Por Toni Pérez
La historia de la biología subterránea en la provincia de Jaén comenzó en el año 1953 gracias a Joaquín Mateu y Francisco Español, dos grandes entomólogos y bioespeleólogos. En el transcurso de sus exploraciones por la sierra de Cazorla descubrieron tres especies de coleópteros que habitaban en simas y cavidades: Laemostenus cazorlensis cazorlensis, Laemostenus cazorlensis divergens y Domene cavicola. Más recientemente dos nuevos seudoescorpiones de las cuevas de Jaén fueron dedicados a estos científicos pioneros, Occidenchthonius espanyoli y O. mateui, ambos descritos por el bioespeleólogo Juan Antonio Zaragoza.
Varios entomólogos emprendieron después algunos estudios puntuales hasta que en los años noventa un catedrático de la Universidad de Granada, Alberto Tinaut, abordó un importante trabajo en la mayor cavidad jienense, el Complejo del Arroyo de la Rambla PB-4, situada dentro del término municipal de Peal de Becerro. Tinaut también descubrió varias especies nuevas para la ciencia, como el coleóptero Tinautius troglophilus, el diplópodo Acipes andalusius y el zygentomo (antes “tisanuro”) Coletinia tinauti.
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