La Isla de Tarifa (Cádiz), situada en el corazón del Parque Natural del Estrecho, es un enclave de gran diversidad e importancia ecológica, donde convergen sin embargo múltiples intereses y actividades. Pese a ser una zona tan relevante, parte de su costa oriental carece de protección debido a la proximidad del puerto de Tarifa. Una cercanía que aumenta su vulnerabilidad, pues aunque no es legalmente reserva marina reúne todas sus características propias y está siendo, no obstante, sobreexplotada. Son muchos los organismos marinos afectados, pero el más relevante es sin duda el coral naranja (Astroides calycularis), una especie muy sensible a los cambios en su hábitat y clasificada como Vulnerable por ser endémica del Mediterráneo.
Las actividades subacuáticas, por ejemplo, se concentran en esta zona sin protección y es frecuente que los arrecifes sufran abrasiones, con consecuencias muy perjudiciales para el coral naranja. Es evidente que las colonias de coral naranja se desprenden por causas naturales, como el propio hidrodinamismo costero, lo cual se ha tenido cuenta en nuestro estudio. Pero la mayor parte de las abrasiones se deben a golpes procedentes de embarcaciones, sedales y artes de pesca que quedan enredados y arrancan las colonias, así como a buceadores inexpertos que, debido a su curiosidad y falta de control en la flotabilidad, rozan la pared o se agarran a ella.
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