Aquellas galerías incipientes eran una confluencia de entusiastas naturalistas recién aterrizados en Internet y una corriente de fotografía, la digital, que ya apuntaba maneras. Hoy en día, con el advenimiento de las redes sociales y con la generalización de la fotografía digital, parece obvio que la ciudadanía puede aportar valiosos datos de biodiversidad con sus fotos. Pero no era así en nuestros comienzos, cuando incluso la gran mayoría de las plataformas colaborativas actuales ni siquiera habían sido ideadas.
Hubo que esperar a 2008 para que aquel núcleo original de personas e ideas se convirtiese en Biodiversidad Virtual, la plataforma de ciencia colaborativa basada en la obtención masiva de datos de biodiversidad, usando exclusivamente la fotografía digital georreferenciada aportada por ciudadanos. La colaboración online también se llevó al trabajo de campo, a través de las salidas de fotografía o testings de biodiversidad.
Diez años después, nos encontramos con un buen puñado de entusiastas apoyados por una ingente cantidad de voluntarios, que han conformado una base de datos con casi dos millones de fotografías representativas de la biodiversidad ibérica y macaronésica, aportada por unos cuatro mil usuarios. Desde 2010 la asociación Fotografía y Biodiversidad se encarga de gestionar, financiar y coordinar este proyecto al que llamamos Biodiversidad Virtual.
El pasado abril se celebró la primera década de proyecto con un llamamiento a aportar datos durante quince días y el resultado fue que 321 participante subieron más de 18.000 imágenes de casi 1.800 especies identificadas de momento.
Más información, en www.biodiversidadvirtual.org
Autor: Antonio Ordóñez es director y fundador de Biodiversidad Virtual.
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