Las aves rapaces son interesantes indicadores ecológicos. Al situarse al final de las cadenas tróficas son sensibles a las alteraciones que se producen a lo largo de ellas. Con esta hipótesis, en 2004 iniciamos un estudio a largo plazo de la comunidad de rapaces forestales diurnas en la península del Morrazo, en la provincia de Pontevedra (1, 2). El objetivo era comprender por qué este mosaico agroforestal del litoral de Galicia, con una notable presencia de manchas de eucaliptos, tenía una densidad de rapaces forestales tan elevada.
Para utilizar las rapaces como indicadores ecológicos es necesario profundizar en aspectos básicos de su biología y ecología, como la dieta y la selección de hábitat. Gracias a ello se puede obtener información sobre las principales relaciones que mantienen las rapaces con otras especies y con el medio, lo que permite comprender mejor la organización y funcionamiento del ecosistema en su conjunto.
Nuestro estudio se dedicó a las rapaces más abundantes en la zona: azor común (Accipiter gentilis), gavilán común (Accipiter nisus) y busardo ratonero (Buteo buteo), aunque también nidifican, con menor densidad, el abejero europeo (Pernis apivorus) y el alcotán europeo (Falco subbuteo). Nos centramos en el periodo reproductor porque es cuando las rapaces tienen mayores requerimientos energéticos y de hábitat.
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