La preocupación ambiental se ha introducido ya en todas las agendas y, paralelamente, se ha tomado conciencia de la importancia de que la educación ambiental llegue a todos los sectores sociales. Sin embargo, no está resultando fácil aceptar los compromisos que el medio ambiente hoy demanda: la educación ambiental se ha dirigido especialmente a los niños y las actividades han girado sobre el conocimiento del medio, visitas a granjas y excursiones. Sin duda son iniciativas necesarias, pero no suficientes.
La educación ambiental debe llegar a los adultos igual o más que a los niños, porque los primeros son los responsables, por acción u omisión, de los daños ambientales y porque los segundos aprenden de sus comportamientos y mensajes. Entendemos que el sistema prefiere dirigir los programas a los niños, cuyo contexto parece más aséptico e inofensivo, pero no basta. Tanto niños como adultos deben ser sujetos educativos, pues de poco valdría una escuela ideal en una sociedad hostil o indiferente.
Autor: Federico Velázquez de Castro (fvcg@congresoeducacionambiental.com ) es presidente de la Asociación Española de Educación Ambiental, fundada en 1995 y formada por particulares, asociaciones, empresas e instituciones que trabajan desde la interdisciplinaridad en el campo de la educación ambiental. Más información, en http://ae-ea.es/
Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.
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