En la primavera de 1779 unas misteriosas bandadas de “pájaros ultramarinos” irrumpieron en el sureste de España procedentes de África. Anidaron en grandes colonias y asolaron cultivos en varios municipios de las actuales provincias de Alicante, Murcia y Almería. Las autoridades locales se vieron desbordadas. El poderoso conde de Floridablanca, el Consejo de Castilla y otras importantes instituciones del Reino intervinieron con rapidez. Se enviaron centenares de hombres a combatir la plaga. ¿Qué pasó exactamente? Y, sobre todo, ¿qué aves eran?
Por Juan J. Ferrero-García, Luis M. Torres-Vila y Pedro P. Bueno
En abril de 1779 los representantes de España y Francia suscribieron el Tratado de Aranjuez, paso previo para declarar la guerra a Inglaterra. En junio de ese año comenzaron las hostilidades con el asedio de Gibraltar. Es de suponer que durante la primavera de 1779 el interés y la atención de los ministros de Carlos III se centrarían en los preparativos de la contienda. Sin embargo, sobrevino un acontecimiento inesperado. Una ingente cantidad de aves extrañas, semejantes a los gorriones, llegaron a la costa de Cartagena (Murcia) y a otras localidades cercanas. Establecieron colonias, con cientos de nidos en cada árbol, y al alimentarse de cereales arruinaron los cultivos. El evento fue tan extraordinario que las más altas autoridades del Estado borbónico tuvieron que ayudar a los municipios afectados, y dedicar tiempo y recursos a la lucha contra los invasores alados.
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