La idea es de Eduard Viver, con la colaboración de Minerva Sellés. Todo empezó en 2011, cuando en la semana cultural del pueblo de su abuelo, Eduard organizó un taller de observación de fauna y confeccionó un conjunto de figuras inspiradas en las que se usaban para ahuyentar a los pájaros de los campos sembrados. Pero los estimaocells han cambiado de función para dedicarse a atraer y mimar a las aves con bebederos y comederos escondidos.
Vestir espantapájaros con ropas de campo recicladas y prismáticos y catalejos simulados, sustituir cabezas por cajas nido y rodear a estas figuras de hoteles de insectos fueron parte de la vistosa y atractiva plasmación de esta idea. “Con el tiempo y gracias al contagio entusiasta de los vecinos, todas las familias del pueblo querían tener un estimaocells”, recuerda Eduard.
Por si fuera poco, los estimaocells han sido el punto de partida de un proyecto de conservación de biodiversidad en la zona que incluye acciones tan interesantes como la colocación de cajas nidos de paseriformes, lechuzas y cernícalos, la creación de charcas para anfibios o la apertura de una red de hides fotográficos en las cabañas de piedra seca antaño ligadas a actividades agrarias. Los estimaocells aúnan reciclaje, arte, biodiversidad y, lo más importante, sentido de convivencia y comunidad. Más información en http://viuvallbona.cat/fitxa/els-estimaocells y http://lacasetadeloliba.blogspot.com/