Su contenido resultará familiar a los lectores de Quercus y, en particular, a los que siguen fielmente la sección que firman Salvador y David. De hecho, hace algo más de un año ya desvelaron parte de sus intenciones en un artículo titulado Cómo divulgar el cambio climático (Quercus 388, págs. 54-57). El manual de la incertidumbre persigue en extenso los mismos objetivos, es decir, ofrecer las herramientas necesarias para que cualquier periodista o comunicador sea eficaz a la hora de transmitir informaciones relacionadas con uno de los problemas ambientales más acuciantes del momento. Autores y traductores hacen hincapié en que la incertidumbre es inherente al método científico, lo cual saben aprovechar con descaro los negacionistas para cuestionar los datos que se difunden a través de medios convencionales y redes sociales. Dicho con otras palabras, basta con sembrar la duda para que los mensajes pierdan credibilidad. Sin embargo, el consenso científico sobre las causas y las consecuencias del cambio climático es mucho más amplio. Pero, claro, carece de la total certidumbre que exigen políticos y gestores para tomar cartas en el asunto. Así pues, bienvenido sea este manual práctico y ojalá tenga amplia repercusión y llamativos efectos.
La verdad, no es fácil. Para empezar, el cambio climático es un fenómeno complejo que exige explicaciones también complejas que no todo el mundo tiene la paciencia de asimilar. Si el esfuerzo requerido supera el interés o el tiempo disponible, un alto porcentaje de receptores optará por aparcar el problema por puro encallecimiento ante la avalancha de noticias negativas. Y, por otro lado, en el caso de que la información sea finalmente digerida, las conclusiones tampoco resultarán atractivas, pues cuestionan hábitos que la mayor parte de la gente considera logros apetecibles y acariciados.
Llegados a este punto, podría decirse que las dificultades que encuentran los divulgadores del cambio climático para resultar creíbles son las mismas que deben afrontarse en cualquier campo relacionado con la conservación de la naturaleza. Lejos de ser una de esas causas justas y simpáticas, a las que se apunta cualquiera, tras rascar un poco la superficie aparecen los conceptos complejos y las consecuencias indeseables. Es arduo abordar unos temas que, en última instancia, ponen en cuestión el modelo de desarrollo imperante y nuestra zona de confort mental.
De todo ello hablaremos el próximo noviembre durante el congreso Comunicar biodiversidad: la emergencia del siglo XXI, que organiza la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. En concreto, los redactores de Quercus moderaremos una mesa redonda el día 27 de ese mes que hemos titulado La divulgación desde el ámbito de los expertos y en la que contaremos como invitados con Carlos M. Herrera, Joan Mayol y Santos Casado. Los tres son científicos y han firmado artículos y secciones fijas en esta misma revista. A ver si todos juntos somos capaces de dar con nuestra particular piedra filosofal.