Ese día Quine se encaminó inocentemente al museo con la idea de dar una conferencia que sus amigos allí reunidos nunca le dejaron impartir. Al entrar al salón de actos el público se puso en pie y rompió en un largo y cerrado aplauso, a lo que Quine exclamó: “¡Yo pensé que esto sólo pasaba en las películas americanas!”.
Nada menos que treinta personas, procedentes de la flor y nata de la conservación y divulgación naturalistas, salieron a la palestra para dirigir unas breves palabras a Joaquín Araujo y desgranar vivencias y anécdotas relacionadas con el homenajeado. Actuaron como maestros de ceremonia la periodista ambiental Josefina Maestre y el escritor y fotógrafo de naturaleza Ezequiel Martínez, con la colaboración de Josefina Cabarga, de la Sociedad de Amigos del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Abrió el turno de intervenciones el legendario ecologista Jesús Garzón, que dio paso a Rafael Serra, director de Quercus y seguidamente a todo un memorable elenco de participantes. En casi todas las presentaciones se proyectaron imágenes muy emotivas sobre Joaquín Araujo, su obra y su trayectoria. Una tarde inolvidable para un homenaje imprescindible.
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