Por Federico Kenzelmann, Juan A. Pujol y Francisco F. Martínez.
Las recurrentes lluvias torrenciales de la primavera pasada incrementaron los niveles de agua tanto en la laguna de Torrevieja como en la de La Mata, así como un cambio en las condiciones hipersalinas de la primera. Esto se tradujo en un aumento del pequeño crustáceo Artemia salina, que constituye la principal fuente de alimento para los flamencos. La práctica paralización de la actividad salinera también tuvo su influencia.
A primeros de marzo ya podía observarse una inusual concentración de flamencos en ambas lagunas torrevejenses, que fue incrementándose a partir de la declaración del Estado de Alarma y llegó a alcanzar densidades muy altas. El confinamiento de la población en los municipios circundantes sumó unas excepcionales condiciones de tranquilidad y sosiego en el Parque Natural de las Lagunas de la Mata-Torrevieja, que ocupa un enclave muy humanizado. Además de la ausencia de personas en las inmediaciones de las lagunas, cesó el ruido provocado por el tráfico aéreo y terrestre, lo que también fue sin duda determinante.