Por Manuel Oñorbe
En esos 25 años muchas cosas han cambiado, si bien es verdad que el objetivo de preservar para las generaciones futuras el legado natural que nos dejaron nuestros ancestros sigue mereciendo la pena. Nada mejor que comprobarlo con un recorrido resumido pero significativo de los hitos que vertebran la trayectoria del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN).
Nacimos en 1995 de la unión del popular Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona) y el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA). El OAPN asumió una parte de las funciones de ambos organismos, particularmente la gestión de los diez parques nacionales existentes en ese momento y de muchas de las fincas más emblemáticas del patrimonio del Estado (Valsaín, Lugar Nuevo y Quintos de Mora, entre otras).
En ese mismo año se declaró inconstitucional la competencia de gestión exclusiva del Estado con respecto a los parques nacionales, en favor de las comunidades autónomas. Se hacía necesario cambiar el modelo imperante desde que en el año 1918 nacieran los Parques Nacionales de Picos de Europa y Ordesa. En noviembre de 1995 Cabañeros, que a punto estuvo de convertirse en un campo de tiro, era declarado Parque Nacional debido a la representatividad del ecosistema mediterráneo que atesora.