Por Juan A. Camiñas y José Carlos Báez
La Antártida, el océano Índico o los volcanes de fango del golfo de Cádiz son algunos de los escenarios dónde se desarrolla la actividad científica del Instituto Español de Oceanografía (IEO). Un organismo público que también se dedica a la asesoría, la conservación de la vida marina y la cooperación internacional, según el espíritu que instauró su fundador, Odón de Buen, en 1914. Ha sido mucho lo que se ha hablado y escrito sobre Odón de Buen (1863 Zuera, Zaragoza - 1945 México), un gran científico que ejerció como político, fue amigo de reyes y príncipes, y divulgó con entusiasmo el darwinismo en España. Pero su legado más importante y duradero fue el IEO. Sin embargo, no es tan conocido que la pasión por los mares y su conservación de este aragonés procede de sus investigaciones en el Mar de Alborán y el Mediterráneo occidental.