Por Godfried Schreur, Sergio Mayordomo y Dave Langlois
Existen muchas especies de aves que imitan a otras como parte regular de su canto. Algunas tienen fama mundial, como el estornino pinto (Sturnus vulgaris) en Europa, el sinsonte (Mimus polyglottos) en Estados Unidos, el tui (Prosthemadera novaeseelandiae) en Nueva Zelanda o el ave lira (Menura novaehollandiae) en Australia.
Una de las especies imitadoras menos célebres es el colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus), aunque se menciona esta capacidad en varias fuentes bibliográficas. Atención especial merece el estudio de Jacques Comolet-Tirman en 1994 en Fontainebleau (Francia), en el que se analizaron cantos de 36 colirrojos reales, encontrando 53 especies imitadas entre todos ellos. En este estudio se detectó que hasta 35 especies eran imitadas por un solo macho (1, 2).
El colirrojo real es un ave muy cantarina. En regiones supra-mediterráneas canta sin parar durante horas en abril y mayo, incluso los primeros días de junio, reproduciendo regularmente de siete a nueve frases por minuto en pleno canto. Una frase completa dura aproximadamente 3 segundos y la pausa 4'5 segundos.