Lo más frecuente es que las aves migren a lo largo de los meridianos terrestres, de norte a sur y viceversa. Pero algunas especies también se desplazan siguiendo los paralelos, es decir, de este a oeste o en sentido contrario. Un buen ejemplo es el estornino rosado, que cría en Europa oriental y buena parte de Asia, aunque sus cuarteles de invernada están situados en el subcontinente indio. De modo que sigue la pauta tradicional en sus migraciones. Pero la amplia región en donde esta especie se reproduce viene desplazándose poco a poco hacia poniente y no es raro que se registren irrupciones temporales que llegan incluso a la Península Ibérica. De hecho, como señalamos en este mismo número de Quercus, es posible que haya empezado a criar en España (págs. 12-19). Dado que estamos en fechas favorables, conviene estar atentos a cualquier posible indicio. Otro ejemplo llamativo de desplazamiento latitudinal es el de Tina, una hembra de lechuza campestre marcada con un emisor GPS en Tierra de Campos y que en apenas un mes ha recorrido 6.000 kilómetros a través de nueve países, incluida Ucrania (págs. 36-37). El pasado 23 de marzo sobrevoló Kiev, en plena ofensiva militar rusa, y sigue su periplo hacia Asia central.
También en este mes de mayo, concretamente en su segundo sábado, se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias. Que en otoño, durante el paso postnupcial, tendrá una segunda convocatoria. Como muchas aves migran de noche, los organizadores han querido poner el acento en los problemas derivados de la contaminación lumínica. El Acuerdo para la Conservación de las Aves Acuáticas Migratorias Africanas-Euroasiáticas (AEWA, por sus siglas en inglés), un tratado internacional independiente que promueve ambas fechas, ha hecho bien en destacar un problema que tiene otras muchas aristas. Sólo en los últimos doscientos años las aves han tenido que enfrentarse a un mapa de superficie tan alterado por nuestros excesos. Gasto inútil, por otra parte, pues toda la luz que irradie hacia el cielo no tiene finalidad alguna. Más bien, al contrario.
Como estas cosas suelen hacerse con tiempo, la AEWA no habrá podido imaginar siquiera que el conflicto bélico en Ucrania iba a tener también un efecto pernicioso sobre las aves. La crisis energética que ha traído consigo ha hecho que el Gobierno español, entre otros, haya diseñado un plan de choque para facilitar la tramitación de ciertos proyectos relacionados con energías renovables y ser así menos dependientes de materias primas procedentes del exterior. Las cinco grandes organizaciones ambientales (Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF-España) han pedido que este procedimiento abreviado no ponga en peligro la conservación de la naturaleza ni la lucha contra el cambio climático.
El Real Decreto-ley 6/2022, que al cierre de este número de Quercus estaba pendiente de aprobar por el Congreso de los Diputados, admite la autorización por trámite de urgencia de plantas fotovoltaicas y eólicas de hasta 150 MW y 75 MW, respectivamente, ubicadas en tierra, en áreas de sensibilidad ambiental baja o moderada y fuera de espacios pertenecientes a la Red Natura 2000. Pero existe el riesgo de que tales expedientes se aprueben sin las mínimas garantías en cuanto a consulta pública y evaluación de impacto ambiental. Las prisas no son buenas consejeras y en coyunturas tan graves es fácil que todo lo relacionado con la biodiversidad quede aparcado hasta que lleguen tiempos mejores.