Por Carlos Caballero-Díaz, José María Traverso, E. Vicente Muñoz, Dolores Rodríguez y Alberto Álvarez
Presas y azudes generan ecosistemas artificiales que, en ciertas circunstancias, favorecen la reproducción y supervivencia de algunas especies. Estas infraestructuras permiten la acumulación de agua durante gran parte del año y pueden constituir hábitats interesantes para diferentes grupos de fauna y flora, especialmente en los arroyos temporales.
Unos de los más beneficiados son los anfibios. Lamentablemente, nos encontramos inmersos en un fenómeno de extinción de estos vertebrados a escala planetaria. Esto se debe a amenazas como la introducción de especies exóticas invasoras, la diseminación de enfermedades (por ejemplo quitridiomicosis y ranavirus), el cambio climático, la contaminación o la fragmentación y destrucción de hábitats.
AUTORES
Carlos Caballero-Díaz y José María Traverso son miembros de la Asociación Herpetológica Española.
E. Vicente Muñoz y Dolores Rodríguez trabajan para el Canal de Isabel II.
Alberto Álvarez (albertix@ucm.es), de la Universidad Complutense de Madrid, se dedica al estudio y conservación de anfibios y reptiles.