Por Juan Antonio Gil, Gonzalo Chéliz, Stéphane Duchateau y Pascual López
El plumaje en las aves desempeña varias funciones, como la termorregulación y el vuelo. Los factores ambientales desgastan las plumas, que deben ser reemplazadas periódicamente a través de la muda, pudiendo variar la coloración del plumaje con la edad.
En el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) podemos distinguir varias edades en función de su plumaje: joven (entre uno y tres años), subadulto (entre cuatro y seis años) y adulto (a partir de seis años). Realiza dos ciclos de muda antes de alcanzar el plumaje adulto definitivo, que coincide con la edad de la madurez sexual (2). Entre los individuos puede existir variabilidad en el desarrollo de la muda asociada a las condiciones físicas (malnutrición, estrés o enfermedad) y el sexo.
AUTORES
Juan Antonio Gil Gallus es vicepresidente de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), donde dirige los programas de seguimiento y gestión de especies amenazadas del Pirineo.
Gonzalo Chéliz Sierco, biólogo, es técnico de campo de la FCQ en el seguimiento de especies amenazadas en los Pirineos.
Stéphane Duchateau es un naturalista francés que estudia la fauna pirenaica, con predilección por las rapaces. Trabaja en Pirineos para la Oficina Francesa de la Biodiversidad (OFB) y es voluntario en el Grupo Ornitológico de los Pirineos y Adour (GOPA).
Pascual López López es profesor titular del Departamento de Ecología de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la misma universidad. Está especializado en el estudio y conservación de especies amenazadas, especialmente aves rapaces.
Correo electrónico
Juan Antonio Gil
jagil@quebrantahuesos.org