Por la Fundación Temaikèn
Una hembra de aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), también llamado lobo de crin, fue encontrada cuando era una cachorra y después de perder a su madre, en la zona rural de Fortín Olmos. Tras permanecer en el Centro de Rescate e Interpretación de Fauna “La Esmeralda” durante más de un año y medio, donde la acompañaron en su crecimiento y cuidado, fue derivada al Centro de Recuperación de Especies Temaikèn (CRET) de Escobar, en Buenos Aires, para completar su rehabilitación.
Ya dada de alta médica y comportamental tras meses de desarrollo y aprendizaje exitosos, esta aguará guazú regresó a la zona de los Arroyos Saladillo Dulce y Amargo en el departamento San Javier, en el norte de Santa Fe. La especie se encuentra catalogada como vulnerable en Argentina, de ahí la importancia del rescate y rehabilitación de ejemplares cuya supervivencia esté amenazada.
Así fue la preparación para ser reinsertada
"Las principales tareas que se realizaron fueron las estipuladas por el protocolo provincial, que consistió en una evaluación de su estado de salud en el momento del ingreso, la toma de diversas muestras biológicas y el diseño de un plan para que el animal pudiera pasar el tiempo de cautividad de la mejor manera", comentó Pablo Siroski, veterinario del Centro de Rescate e Interpretación de Fauna. “Una vez transcurrido el tiempo necesario para que la aguará completara su desarrollo se consideró que ya era momento de su liberación, por lo que se la derivó a la Fundación Temaikèn para la última etapa y la colocación de un collar", añadió Siroski.
La rehabilitación comportamental realizada en la Fundación Temaikèn fue el tramo final de la etapa de manejo bajo cuidado humano. En las instalaciones de la fundación se monitorea al animal a través de cámaras trampa para evitar contacto con personas y que se familiarice con el ser humano, consiste en ayudarle a recuperar o adquirir desde el inicio las habilidades y conductas propias de su especie, que son necesarias para que pueda sobrevivir en la naturaleza.
Tecnología satelital para conocer mejor a la especie
Esta hembras de aguará guazú fue reinsertada con un transmisor que permitirá obtener información muy valiosa para la conservación de la especie. Especialistas de Temaikèn podrán seguir sus movimientos, conocer su área de distribución y distancias recorridas, además de poder inferir más, con información del ambiente, sobre sus hábitos y su estado de salud.
Momento de la liberación de la hembra de aguará guazú tras ser rehabilitada en la Fundación Temaikèn.
“Para nosotros es fundamental saber si la rehabilitación sanitaria y comportamental fue exitosa y ver por dónde se desplaza en la naturaleza. El collar tiene una batería que dura aproximadamente 18 meses y permite programar una fecha donde automáticamente el dispositivo se desprende del collar del animal”, indica Paula González Ciccia, directora de Conservación, Educación e Investigación de Fundación Temaikèn.
La información aportada por el transmisor se suma a la obtenida de otros ejemplares de aguará guazú que han atravesado este mismo proceso y que es analizada junto a colaboradores del Centro Austral de Investigaciones Científicas (en Ushuaia), el Instituto Nacional de Limnología (en Santa Fe), el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
Estos esfuerzos, además, se enmarcan en una colaboración internacional a través del Programa SAFE (Saving Animals from Extinction) de la AZA (Asociación Americana de Zoológicos y Acuarios) coordinado por Fundación Temaikèn y el Zoo Conservation Outreach Group.
Mitos que amenazan a su supervivencia
El aguará guazú (nombre que significa “zorro grande” en guaraní) es un mamífero de la familia de los cánidos, endémico de Sudamérica, que habita en zonas abiertas inundables entre pajonales e isletas de monte y palmares. En Argentina, su distribución abarca las provincias de Corrientes, Formosa, Chaco, norte de Santa Fe y Córdoba y este de Santiago del Estero. Se caracteriza por sus patas largas y un pelaje largo de color rojo con una especie de crin oscura en su cabeza. Es el mayor de los cánidos sudamericanos, de hábitos mayormente solitarios y crepusculares.
En Argentina, el aguará guazú se encuentra amenazado principalmente por la acción humana, a través de la pérdida y/o degradación de sus hábitats, atropellos, persecución directa o captura y caza ilegal, ya que el poco conocimiento sobre la especie la rodea de mitos y desinformación como, por ejemplo, la creencia de que se alimenta de ganado o es peligrosa para las personas, cuando su dieta principal incluye peces, pequeños roedores, aves, reptiles y también frutos y con los humanos es huidiza e inofensiva.
AUTOR
La Fundación Temaikèn es una organización sin fines de lucro que nació en el año 2000 con el objetivo de trabajar para la conservación de la biodiversidad.