Un proyecto surgido en el condado de Norfolk (Reino Unido) tiene como finalidad restaurar las charcas asociadas a terrenos agrícolas. Tras casi diez años, esta iniciativa ha logrado dar protagonismo a estos puntos de agua como focos de biodiversidad, con efectos muy beneficiosos para especies autóctonas como la rata topera o el carpín.
Por Frederic Ferrando
España es un país de tradición agraria y también de sequías cíclicas. Tanto los cultivos como el ganado precisan de un continuo abastecimiento de agua, lo que explica la abundancia de pequeños embalses o charcas.
Más allá del uso para el que fueron concebidos, estos humedales artificiales se han convertido a menudo en ecosistemas con especies que los frecuentan en busca de agua y alimentos, como pueden ser algunos mamíferos, o incluso que viven en ellos, como los anfibios, los peces y los insectos. También pueden acoger una gran variedad de plantas, a menudo aisladas del resto de la zona.
Sin embargo, estos puntos de agua se han ido perdiendo a medida que la actividad agrícola y ganadera se ha intensificado y se han modernizado las técnicas del sector. Pero este problema no es endémico de España. Reino Unido, por ejemplo, también sufre la pérdida de humedales vinculados al medio rural y a las explotaciones agrícolas.
AUTOR:
Frederic Ferrando (fredericferrando@outlook.es) es naturalista y fotógrafo de naturaleza. Preocupado por la pérdida de humedales en el medio rural, ha seguido el trabajo del equipo de Carl Sayer y del Norfolk Ponds Project, en el Reino Unido, durante dos años.
Más información:
www.norfolkfwag.co.uk/