La vida en cuevas y simas a menudo pasa inadvertida, incluso para la mayoría de los naturalistas. Sin embargo es ahí donde prospera un elenco de grupos zoológicos. Son los elegidos para este mundo bajo el suelo. Conozcamos su diversidad en el ámbito ibero-balear, a la vez que nos adentramos en los peculiares ecosistemas cavernícolas que la acogen.
Por Alberto Sendra y Loles Beltrán
Vivir sin luz, sin un solo fotón de energía solar, no parece tarea fácil. Sin embargo, contra todo pronóstico, una buena parte de la exuberante biodiversidad en este planeta mora en absoluta oscuridad, en los poros e intersticios de las duras rocas, en el interior de las oscuras y húmedas cuevas.
En el territorio ibero-balear, las cuevas y simas forman parte de vastas redes tridimensionales de conductos subterráneos que recorren las regiones de rocas carbonatadas, yesíferas y excepcionalmente salinas (por ejemplo, el karst en sal de Cardona, Barcelona). Todas ellas son karstificables, es decir, más o menos solubles por las aguas de precipitación. Puede haber conductos gigantescos, otros son diminutos, pero todos recorren decenas o centenares de kilómetros, en ocasiones intercomunicados, a veces interrumpidos por barreras de materiales impermeables no porosos o con una porosidad sin posibilidad de intercomunicación.
Somos conocedores de cavidades visitables con decenas de kilómetros, como el Sistema del Alto Tejuelo en Cantabria, con un entretejido de galerías de 180 kilómetros, por lo que es la duodécima cueva en desarrollo del mundo. Si bien Alto Tejuelo supera los seiscientos metros de profundidad, la cavidad ibérica conocida que más se interna en los confines de la corteza terrestre es el Sistema Cuetu'l Cuevón-Saxífragas, en los Picos de Europa (Asturias), que alcanza los 1.585 metros, siendo la novena más profunda del planeta.
AUTORES
Alberto Sendra Mocholí y Loles Beltrán Barat comparten su pasión por la vida que se aloja en el interior de las cuevas, donde exploran qué condiciones favorecen la presencia de una fauna especial y única. Alberto es biólogo y desde hace años se dedica a la bioespeleología, con un particular interés en los artrópodos de la clase Diplura. Loles es enfermera de urgencias y naturalista. Ambos están especialmente implicados en divulgar la fauna de las cuevas ibero-baleares para todo aquel que se interesa por estas criaturas de la oscuridad.
Correo electrónico:
Alberto.Sendra@uv.es
Si (
No(
