Dentro de nuestro trabajo en defensa del coral candelabro (Dendrophyllia ramea) nos hemos ocupado de sexar las colonias más adultas. Una de ellas, a la que hemos llamado "Pelusa", es una de las “madres” del operativo, una hembra que supera los 80 años de edad.
Por Marina Palacios
Pelusa tenía una grave lesión causada por un sedal de pesca mayor, un arte tan potente que es capaz de soportar más de 600 kilos de peso, e hizo que muchas de sus ramas se partieran. Esas ramas quedaron enredadas entre el sedal y el resto de la colonia, pero empezaron a morir al infectarse a partir de la herida de la fractura. Para poder rescatarlas, trasladamos las ramas rotas a nuestras guarderías situadas en los fondos marinos de la Punta de la Mona (Granada). Los detalles de esta campaña submarina fueron publicados en esta misma revista el pasado mes de mayo (Quercus 447, págs. 18-25).
Pues bien, dimos en llamar Quercus a una de esas ramas fracturadas y con daños severos. En concreto, Quercus estuvo 240 días en la guardería número 2 para intentar curar todas sus heridas. Una vez recuperado, el pasado 12 de mayo, volvió sano y salvo al arrecife de donde procedía. Como se aprecia en la foto, al poco tiempo de sellar el coral en su emplazamiento, la vida vuelve de manera casi inmediata. Quercus, al igual que los más de quinientos corales que hemos recuperado, es objeto de un seguimiento trimestral para ver cómo va creciendo. Pero, para proteger a los corales y al resto de la fauna acompañante, es necesario regular el fondeo de embarcaciones y la pesca, tanto profesional como deportiva, en los Acantilados y Fondos Marinos de la Punta de la Mona.
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Marina Palacios / Coral Soul
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