La víbora hocicuda es una especie discreta y ampliamente distribuida por la Península Ibérica. Pero su extrema rareza y las malas relaciones con el ser humano mantienen algunas incógnitas sobre su biología y, sobre todo, plantean una pregunta de difícil respuesta: ¿es posible planificar su conservación?
Por Fernando Martínez-Freiría, José Carlos Brito, Inês Freitas, Juan Manuel Pleguezuelos, Xavier Santos y Guillermo Velo-Antón
Hace casi veinte años, en su número 216, la revista Quercus publicó un artículo titulado La víbora hocicuda: una especie desconocida y amenazada de la fauna mediterránea. Sus autores pretendían actualizar la historia natural de un reptil que estaba considerado como el ofidio más amenazado de la fauna ibérica y utilizar ese conocimiento como una base efectiva para la protección y gestión de sus poblaciones. Tras más de treinta artículos publicados en revistas científicas, muchas de las incógnitas sobre su biología han quedado despejadas y se repasan en el presente artículo. También se ha actualizado su taxonomía, que ha llevado a reconocer dos especies, una a cada lado del Estrecho de Gibraltar, y tres subespecies dentro de su rango actual en la Península Ibérica.
Identificación de la especie
La víbora hocicuda (Vipera latastei) es una serpiente venenosa perteneciente al grupo de las víboras europeas (familia Viperidae). Junto con la víbora hocicuda norteafricana (Vipera monticola) y la víbora áspid (Vipera aspis) forma un grupo evolutivo (clado) con distribución en el Mediterráneo occidental. Tiene un tamaño mediano en comparación con otros vipéridos y se caracteriza por su cuerpo grueso, cola corta y cabeza triangular bien diferenciada, donde destaca el característico apéndice nasal elevado. Su diseño y coloración difiere entre sexos en cuanto a tonalidad y contraste. En general, la coloración dorsal de fondo es gris, anaranjada o marrón, sobre la que destaca un diseño en zigzag anguloso y ancho.
AUTORES:
Fernando Martínez Freiría es un ecólogo evolutivo contratado como investigador en el Centro de Investigação em Biodiversidade e Recursos Genéticos de Portugal (CIBIO-InBIO). Sus investigaciones se centran en el estudio de la diversidad fenotípica, la historia evolutiva y la conservación de las víboras europeas y africanas.
José Carlos Brito es investigador en el CIBIO-InBIO. Empezó con una tesis doctoral sobre ecología de la víbora hocicuda en el norte de Portugal y actualmente trabaja en aspectos muy diversos de la biogeografía, biodiversidad y conservación de organismos en desiertos.
Inês Freitas es estudiante de doctorado en el CIBIO-InBIO, donde investiga la influencia del paisaje en las dinámicas de las poblaciones de víboras ibéricas en las zonas de contacto entre especies.
Juan Manuel Pleguezuelos Gómez ha sido profesor en la Universidad de Granada, donde ha impartido docencia sobre Zoología y Biología de la Conservación. También coordinó un grupo de investigación sobre conservación de vertebrados continentales. Actualmente está jubilado.
Xavier Santos Santiró obtuvo una beca postdoctoral del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2003-2005) para actualizar los conocimientos sobre ecología y conservación de la víbora hocicuda. Actualmente colabora con el CIBIO-InBIO.
Guillermo Velo Antón es investigador Ramón y Cajal en la Universidad de Vigo y ha venido colaborando en diversos trabajos sobre la víbora hocicuda desde su anterior etapa en el CIBIO-InBIO.
Dirección de contacto:
Fernando Martínez-Freiría
fmartinez-freiria@cibio.up.pt
CIBIO: http://cibio.up.pt/people/details/fmfreiria
Grupo de investigación PhenEvol: https://cibio.up.pt/en/groups/phenotypic-evolution-phenevol/