Las palomas torcaces han colonizado recientemente nuestras ciudades, pero lo han hecho con un éxito insospechado. Hasta ahora habíamos tendido a verlas como aves más bien vinculadas a los espacios agrícolas y forestales. La diferente carga parasitaria de las torcaces urbanas y rurales podría haber favorecido este fenómeno.
Por Alejandro Gutiérrez y Vanesa Martínez
Aunque las ciudades modernas no parecen el lugar más idóneo para que florezca la biodiversidad, una serie de especies animales han sabido explotar perfectamente este medio, adaptándose y consolidando importantes poblaciones entre parques, calles y bloques de edificios. Denominadas en la jerga científica como “urban exploiters” (explotadores urbanos), forman un grupo claramente dominado por las aves y muy bien adaptado a la presencia del ser humano. En realidad, no hablamos de un fenómeno novedoso, ya que basta echar una mirada a nuestros pueblos para vislumbrar un paisaje donde golondrinas, vencejos, gorriones o salamanquesas han venido conviviendo históricamente con sus habitantes. Es decir, siempre ha habido especies con mayor capacidad para tolerar la cercanía de personas e incluso beneficiarse de su presencia. Sin embargo, más allá de esa adaptabilidad al ser humano, la ciudad moderna conlleva claras diferencias estructurales con respecto a los típicos pueblos y aldeas rurales. Así, factores como el incremento del ruido, la elevada densidad de vehículos motorizados y de personas, las construcciones con menos huecos para nidificar o la misma ausencia de cultivos agrícolas cercanos, generan escenarios cuya colonización por parte de estos “explotadores urbanos” representa un hito ecológico y evolutivo aún mayor.
AUTORES:
Alejandro Gutiérrez Galán es técnico de la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal de la Comunidad de Madrid. Sus investigaciones se han centrado en la relación entre fauna y sistemas agroforestales. Dedicó su tesis doctoral a la ecología de la tórtola común y ha impulsado diversos estudios sobre la paloma torcaz.
Vanesa Martínez Fernández es profesora de Zoología, Limnología y otras asignaturas relacionadas con ríos y riberas en la Universidad Politécnica de Madrid. Su línea de investigación se centra en los impactos antrópicos que afectan al sistema ripario, con el fin de mejorar su estado ecológico.
Dirección de contacto:
Alejandro Gutiérrez
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