Una investigación conjunta de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), la Universidad de Granada y el Bioparc de Fuengirola (Málaga) ha puesto de manifiesto que el mosquito común (Culex pipiens) juega un papel decisivo en la transmisión de la malaria aviar. Al mismo tiempo, ha descartado que otras dos especies estudiadas, Culiseta longiareolata y el mosquito tigre (Aedes albopictus), fueran portadores de los parásitos responsables de esta enfermedad, al menos en las provincias de Granada y Málaga.
El mosquito tigre se considera una de las especies invasoras más dañinas del mundo por su capacidad de adaptación y de transmisión de distintos virus y parásitos. Pero su papel como vector de malaria aviar es menos importante que el que representa el mosquito común. Según Marta Garrigós, primera firmante del artículo científico, “la mayor fuente de alimentación del mosquito tigre son los mamíferos, lo que puede explicar que no tenga tanto protagonismo en la transmisión de la malaria aviar”.
Las aves infectadas transmiten la malaria aviar mediante las picaduras de los mosquitos. Una enfermedad que, como recalca Josué Martínez de la Puente, otro de los coautores, “afecta a la mayoría de las especies de nuestro entorno, desde los gorriones hasta las rapaces”. De ahí que además ponga de relieve que los “cambios en la distribución del mosquito común por procesos vinculados, por ejemplo, al calentamiento global, puedan aumentar la exposición de las aves a los parásitos responsables de esta enfermedad.”
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Artículo de referencia:
Garrigós, M. y otros autores (2024). Avian Plasmodium in invasive and native mosquitoes from southern Spain. Parasites & Vectors, 17: 40.