La recuperación del lince ibérico ha supuesto una oportunidad única para estudiar los efectos de la reintroducción de los depredadores apicales a través de las cadenas tróficas y su impacto en el funcionamiento de los ecosistemas. Un ejemplo de ello es que el importante servicio de dispersión de semillas por parte de los mamíferos carnívoros de tamaño medio puede verse hipotecado.
Por Tamara Burgos, José María Fedriani, Gema Escribano-Ávila y Emilio Virgós
Las cadenas tróficas son mecanismos muy importantes en el funcionamiento de los ecosistemas que resultan de las interacciones entre los organismos que participan en ellas. Estos organismos se encuentran organizados en distintos niveles tróficos, es decir, en distintas posiciones dentro de la pirámide alimentaria en función de su papel como consumidores (depredadores y sus presas) o como productores primarios (plantas).
Los niveles tróficos están comunicados por una red de interacciones entre las especies, pudiendo ocasionar efectos de tipo “dominó” en la cadena, lo que comúnmente se denomina una cascada trófica. Por este motivo los depredadores apicales, es decir, aquellos que ocupan las posiciones más altas de las cadenas tróficas, juegan un papel fundamental en los ecosistemas, ya que pueden desencadenar efectos en cascada a través de los niveles tróficos inferiores, llegando a afectar indirectamente a los productores primarios.
Los grandes depredadores se encuentran amenazados en todo el mundo como resultado de extinciones masivas en periodos pasados y de la presencia humana en tiempos más recientes. La pérdida y la fragmentación de hábitat, los conflictos con los humanos, la desaparición de sus presas y su caza como trofeos son algunas de sus principales amenazas. Como resultado, la mayoría de las especies de grandes carnívoros han perdido más del 50% de sus áreas históricas en los últimos quinientos años. En este escenario, el rewilding –restauración activa o pasiva de las poblaciones de especies extintas o amenazadas– se ha convertido en una herramienta de conservación muy exitosa.
AUTORES:
Tamara Burgos Díaz-Guerra, investigadora postdoctoral en la Universidad de Cádiz, se ha doctorado recientemente en Ecología en la Universidad Rey Juan Carlos. Estudia los efectos del cambio global en funciones relevantes del ecosistema como la dispersión de semillas.
José María Fedriani Laffitte es científico titular del CSIC en el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (Moncada, Valencia) y la Estación Biológica de Doñana (Sevilla). Investiga cómo perturbaciones en los ecosistemas alteran las interacciones entre plantas y animales.
Gema Escribano Ávila es técnico superior en Tragsatec, donde ocupa el puesto de coordinadora del grupo de Bosques y Matorrales en el proyecto de mejora del conocimiento de los tipos de hábitat de interés comunitario.
Emilio Virgós Cantalapiedra es profesor titular en la Universidad Rey Juan Carlos. Sus líneas de investigación
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Tamara Burgos
tamara.burgos@uca.es